top of page

La muerte, un cigarro y tú

Samuel Sanabria.jpg

Nathalia Sendales Umbarila

Universidad Pedagógica y Tecnológica

Para mí, tú fuiste como la muerte

un ser frío y poco sintiente,
una sombra negra que absorbe vidas ardientes,
un consumidor de almas y cigarrillos.


Para mí, no fuiste luz,
fuiste selva negra y mojada,
fuiste marcas y huellas heladas.


Fuiste como la muerte,
estás roto
y me cortaste el corazón con tus pedazos.
Me apuñalaste despacio y sin compasión.
Mi sangre te recorría el pecho y mis labios,
mientras yo esperaba a que pronunciaras un te amo.


Fuiste desgaste y arrepentimiento,
fuiste lo peor que pudo recordar mi pensamiento.


Fuiste como la muerte,
como la noche y la niebla.


¿Encontraste algo entre mis piernas?
¿O por qué escarbabas tanto dentro de ellas?
No te bastó con romperme el corazón, ¿verdad?
Tenías que escupirme sin piedad.


¿Cuál es ahora tu verdad?
¿Que siempre amaste a alguien más?


Fuiste como la muerte,
como la ruina que me carcome la mente,
como eso frío y tosco
que lo único que buscaba
era refugiarse en mi torso.


¿Acaso nunca viste mi rostro?
¿Nunca viste lo que proyectaban mis ojos?
Estaban llenos de pasión y ternura,
y los tuyos: de horror y amargura.


¿Y qué más fuiste, pequeña muerte?
Un pedazo roto,
una sombra malsana,
un cuerpo carente, acompañado de muchas lágrimas.


Fuiste lo que me robó el fuego
que te daba calor.
No querías mi amor,
solo mi piel que te ofrecía confort.


Y dime con honestidad,
¿signifiqué algo de verdad?
Creo que no,
porque ahora ya estás con alguien más.


Y olvídate del olor de mi perfume,
y quédate con el del tabaco,
que yo me arrancaré las piernas
para no salir corriendo
a buscarte en los cigarros.

ISSN: 3028-385X

Copyright© 2025 VÍA PÚBLICA

  • Instagram
  • Facebook
  • X
bottom of page