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El expresionismo de la libertad

Samuel Sanabria.jpg

Danna Sofía Argote

Universidad del Cauca

La Libertad es amenazada de manera inescrupulosa de múltiples maneras. Pero, ciertamente, ¿cómo podemos definir la libertad? Y ¿cómo podríamos reconocer su inminente violación?


La libertad es el sentimiento de poder hacer lo que dicta nuestra alma sin restricciones; la libertad es la autonomía mental y física que contempla nuestro ser; la libertad es la autenticidad de la humanidad.


Yo creo que nuestra libertad  —y digo nuestra porque tengo la convicción firme de que esta está constituida por cada individuo de manera personal— es violada cuando sentimos que nuestros pensamientos e ideas pasan de estar desnudos a ponerse ropa que está a la moda cada temporada; y no me refiero a una sola forma de perder la libertad, sino que quiero ilustrar principalmente el tipo más común en esta época posmoderna, en la cual la libertad se pierde en el extenso bosque artificial del hiperconsumismo y con ello derrochando todo arbusto de ilustración real sobre la esperanza.


Sin libertad el ser no puede ser. El alma se siente ajena a su alrededor, extraviada en una densa neblina, tratando de recordar su identidad o lo que queda de ella en el marco del mundo material. Recoge ideas superficiales que capta en su círculo, intentando esconder el vacío de su amargo caparazón, tratando de convencer a su yo de que originalmente todo está bien y que no debe preocuparse, pues dichos sentimientos son pasajeramente superables.


Pero pienso que recurrir permanentemente a esta posición puede ser peligroso. Aunque llamativa y tentadora, no debemos ceder a su supuesto relajo y dejar nuestra conciencia a manos de algo tan inseguro e inestable sin fundamento.


Incluso personas que se piensan a sí mismas con rasgos únicos suelen ser víctimas de esta patología. Porque justamente para eso está hecha, para confundir y, próximamente en otro nivel, para alienar.


Por eso mismo el estudio del ser y la prioridad que se le debe dar es fundamental, porque ¿qué vinimos a hacer en este mundo si no es a dejar una huella propia? ¿Si no es a vivirlo intensamente sin los límites de los convencionalismos sociales? No estamos aquí por nadie más que nosotros mismos, aunque nos hayan hecho creer lo contrario.


El cuerpo y la vida perecen, más la virtud de lo inteligible queda plasmado en la línea ideológica de la vida, por ello la importancia de personarse por un anhelo invisible en el marco terrenal pero tan palpable y sensible en la lluvia mental.

ISSN: 3028-385X

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