Septiembre 2025
Edición N°12
ISSN: 3028-385X
Un bar viejo. Un estruendo. Mesas en el suelo. Vasos rotos. Gritos sordos. Sillas en el aire. Insultos de raza. Ofensas de madre. Afuera lluvia. Adentro rabia. Mucha rabia. Mucho aguardiente. Puños cerrados. Sangre caliente.
Al cabo de unos minutos, la gente parecía haber olvidado al muerto. Se aprovechaba para vender seguros y comprar perdones. Los niños corrían por todos lados. En las esquinas, los jóvenes pescaban amorcitos.
Tenía poder, como quien en verdad tiene poder. Sus ayuntamientos eran de territorios tan extensos, que ni haciendo fuerza en la vista se podía ver una fracción. Aunque no era temido, sí emanaba respeto.