Mompox

Gabriela Andrea Rodríguez
Universidad del Magdalena
Ay, ve´ Mompox, Mompox,
Momposina,
sentaíta ahí, junto a la corriente que
me trajo a ti.
Paredones blancos que Hispania paró,
y dicen que el obrero su misterio dejó.
Ay ve´, Mompox caliente, calientita
como el sol que te da a medio día con
la plaza llena o vacía.
Me refresqué el alma con vinito 'e
corozo,
y el mamoncillo dulce, que me suaviza
el paladar
con una ternura de no acabar.
El quesito e´ capa de la tierra,
cosa de no creer,
con su bocadillo adentro,
Pa' qué te digo qué.
Ay ve, Mompox, te estoy llamando,
con la voz, con el cuerpo, con la vida,
tus sabores me dominan.
Con esa bandada de pescaos que salen
del río,
posándose sobre mi boca,
dejando ese saborcito a pueblo
que muchos añoramos en silencio.
Pero el río Magdalena no solo es
frescor,
también desesperación.
Ay ve´, de puro llanto y dolor.
Aquí mi gente negra, traída a la
fuerza,
dejó sus lágrimas y miserias.
Ay, Candelario,
Tú gran pena la siento aquí como la
muerte sin fin.
La iglesia se alza, muy pulcra y muy
grande,
contemplando la pena que el tiempo
no ablande.
El esclavista mandaba, con su rezo y
su ley,
y el triste negro boga, sin tener más
rey que el río y la carga,
qué desolado es.
Mompox, tú eres eso: río, sol y cruz,
misterios ribereños y sabores que
añoramos.
Tierrita que emana luz que quema,
con verdad e indiferencia,
la historia quedando atrás
como reflejo de la tiranía enajenada.
Ay ve´, Mompox,
en tu majestuosa e impetuosa agua
la historia de mi gente se va.



