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No negocio principios ni convicciones

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Juan Sebastián Bustos Garzón

Universidad Externado

Durante años se nos ha repetido que los jóvenes somos el futuro del país. Sin embargo, es momento de entender que también somos el presente, y que nuestras decisiones, participación y visión pueden transformar la realidad política y social de Colombia. Los Consejos Locales de Juventud representan ese espacio donde podemos elegir o ser elegidos, donde nuestra voz tiene valor, y donde podemos convertir las ideas en acciones concretas.


Participar no es un simple acto electoral, es un compromiso con la construcción de ciudadanía, con el propósito de romper esa mentalidad conformista que repite que 'la política no sirve para nada'. Debemos reemplazarla por una convicción clara: 'Si nosotros no tomamos cartas en el asunto, otros lo harán por nosotros, y no siempre representarán nuestros intereses.


Uno de los principales desafíos de nuestra generación es el acceso desigual a una educación de calidad. En Colombia, no todos los jóvenes tienen las mismas oportunidades, lo cual nos lleva a la dependencia, a la desinformación y a la falta de participación. La educación debe ser incluyente, exigente y formadora de criterio, porque solo una juventud educada puede cuestionar, proponer y construir un país mejor.


Pero educarse no es suficiente si no aprendemos a leer críticamente. En tiempos donde las ideologías buscan imponer verdades absolutas, la lectura y el pensamiento crítico son la mejor defensa contra cualquier tipo de adoctrinamiento. Un joven que lee, que debate y que razona, es un joven libre.


La falta de empleo digno y bien remunerado sigue siendo un obstáculo enorme. Muchos jóvenes deben trabajar antes de poder estudiar, o incluso renunciar a sus estudios para sobrevivir. A esto se suma la falta de información sobre becas y programas estatales que podrían cambiar sus vidas.


Debemos exigir más libertad económica y reglas claras para que las empresas generen empleo y los jóvenes podamos obtener no solo ingresos, sino también experiencia profesional. Una sociedad que no brinda oportunidades a su juventud se condena al estancamiento.


El progreso no puede existir sin seguridad y sin respeto a las normas. Para que Colombia sea un país atractivo para la inversión y la innovación, necesitamos instituciones fuertes y confiables, una justicia efectiva y ciudadanos comprometidos con la legalidad. Solo así podremos garantizar que las empresas —nacionales y extranjeras— vean en nuestro país un lugar donde quedarse, generando más empleo, desarrollo y movilidad social.


No basta con soñar un país distinto: debemos educarnos, leer y formarnos para liderar ese cambio con inteligencia y convicción. La participación juvenil no puede ser manipulada ni utilizada como bandera ideológica. Debe ser un ejercicio de libertad y responsabilidad, donde cada joven piense por sí mismo y actúe con conciencia cívica.


Somos la generación llamada a recuperar la confianza en la política. No para repetir los errores del pasado, sino para demostrar que la juventud colombiana puede pensar, decidir y transformar.

ISSN: 3028-385X

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