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“Colombia vale todos los sacrificios”: Paola Holguín

Foto: Gustavo Torrijos / El Espectador
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Juana Valentina Franco

Universidad Santo Tomás

Paola Holguín Moreno (Medellín, 51 años) es comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Tiene una maestría en Estudios Políticos de la misma universidad y otra en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra. Fue asesora presidencial durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez, congresista y ahora es precandidata presidencial por el Centro Democrático.


Pregunta. ¿Cómo analiza el gobierno Petro en estos últimos tres años? ¿Qué clasifica como lo más urgente a resolver en el país si usted llega a la presidencia?


Respuesta. Estos tres años se han caracterizado por una compleja tensión institucional. El presidente ha generado una tensión con la rama judicial, con el Congreso, con los medios de comunicación. El discurso ha estado cargado de odio, de división; ha sido un discurso que ha tratado de fracturar y de rasgar mucho a Colombia. Este gobierno ha provocado una poli crisis, porque hoy tenemos crisis en salud, en seguridad, en economía, en muchos sectores, y yo creo que hay muchos temas por resolver. Lo más urgente es recuperar la confianza en Colombia y en la institucionalidad, porque hoy el colombiano no confía en las instituciones, no confía en los partidos, no confía en el Congreso, y yo creo que en parte eso ha sido por la decepción de muchos ciudadanos que votaron con un anhelo genuino de cambio y se estrellaron con una realidad de un gobierno que incumplió todo lo que dijo y que, por el contrario, ha causado enormes dificultades. Entonces, cuando pasa eso y cuando la comunidad internacional empieza a ver un presidente con unos discursos tan complejos, eso fractura la confianza. Lo más importante es recuperar la confianza. A partir de esa confianza, recuperar la unidad y un propósito superior de nación para que todos podamos empezar a jalar para el mismo lado.


P. ¿Por qué decide lanzarse como precandidata presidencial y no continuar con su militancia desde el congreso?


R. Le tengo que hacer una confesión: el tema de hacer política es un defecto de nacimiento, porque yo empecé a hacer política cuando tenía cuatro años y mis papás me preguntaban: ¿qué quiere ser cuando sea grande? Yo les dije que quería ser presidente de Colombia. Ellos se rieron e imaginaron que con los años iba a cambiar mi decisión, pero no. Toda mi vida he trabajado, he estudiado, he tratado de conocer, de reconocer a Colombia con ese anhelo de ser presidente y esta vez decidí hacerlo porque siento que la coyuntura tan compleja que está viviendo el país es una gran oportunidad, porque es un momento donde hay mucho descontento con lo que tenemos hoy, pero la gente no quiere regresar al pasado. La gente quiere una visión de Colombia futuro y creo que eso es posible. Esta coyuntura tiene que servir para pensar a Colombia más allá de lo que nos han dicho que es políticamente posible. Creo que este es el momento de generar por encima de ideologías y de partir de un verdadero proyecto de nación que lleve a Colombia a otro nivel.


P. ¿Cómo explica ese nuevo pensamiento político para Colombia?


R. Cuando uno analiza lo que denominan el milagro de los países asiáticos —lo que pasó en Corea del Sur, en Taiwán, en Singapur— uno se da cuenta de que el elemento común de estos países fue que decidieron hacer una apuesta y todos jalaron para el mismo lado. Por ejemplo, Taiwán decidió que iba a apostarle a la tecnología de los semiconductores y hoy es una potencia mundial en eso. Eso es lo que podemos hacer hoy. Por eso me animé a iniciar este proceso que ha sido bastante duro, bastante doloroso, bastante complejo, pero, al final del día, Colombia vale todos los sacrificios.


P. ¿Cuáles son sus propuestas para que los jóvenes de Colombia puedan estudiar, no solamente en abrir cupos en las universidades, sino para sostenerse en ellas?


R. Primero, tenemos que lograr mayor eficacia y eficiencia en la inversión del recurso público en educación. Hay personas que creen que la educación pública es simplemente tener más cupos en universidades públicas. Yo creo en la complementariedad y la competencia entre las universidades públicas y privadas, y siento que tenemos la obligación no solo de dar los recursos a las universidades públicas, sino también de subsidiar la demanda. Es decir, de darle facilidades a los estudiantes para que, si quieren, puedan estudiar en una universidad privada y que la pública y la privada compitan en calidad. Hay un proyecto de ley de mi partido, del senador Quintero, para poder dar esos elementos complementarios, porque hoy existe matrícula cero en muchas universidades, pero hay un problema de sostenimiento, entonces ese proyecto busca ayudar a apalancar ese sostenimiento.


P. Relacionando lo que acaba de mencionar, ¿cómo explicaría esa competencia entre las universidades privadas y públicas?


R. Le voy a poner un ejemplo: en estos días, un ingeniero me dijo que el semestre de Ingeniería en la Universidad Nacional nos vale 24 millones. Ese mismo semestre en la Escuela de Ingeniería de Antioquia vale 11 millones. Entonces, ¿qué es mejor? ¿Pagar súper caro y que puedan acceder menos personas o subsidiar esa demanda?


P. ¿Esta competencia entre universidades tiene relación con el tema del ICETEX?


R. Esa es otra cosa que para nosotros es sumamente importante. Entiendo que a veces es difícil pagar el ICETEX. Yo estudié con ICETEX mi maestría. Mi hermano Juan hizo su pregrado con ICETEX porque no teníamos otra manera de pagarlo. Entiendo que es difícil y que tenemos que ayudar con el tema de reducción de los intereses. Yo no soy amiga de que todo sea regalado. Siento que uno no valora lo que no le cuesta. El gobierno tiene que ser facilitador, pero lo que no puede ser es que todo sea gratis, porque también tiene que haber algo de esfuerzo. Yo creo en el esfuerzo y en el mérito. He sido muy crítica de que las universidades públicas, por ejemplo, permitan que muchachos, que no están interesados en acabar la carrera, estudien 20 años.


P. ¿Cuál sería una posible solución?


R. Tenemos que formar por ciclos propedéuticos. Es decir, que la gente pueda entrar y salir del sistema educativo, que usted pueda salir del colegio como técnico, tecnólogo y con unos años más se pueda profesionalizar y que pueda estar preparándose y entrando y saliendo. Hay otro tema que para nosotros es importante: a veces la traba de las universidades es el ministerio de Educación, un ministerio que se demora meses, a veces años, para una acreditación, para permitir la apertura de otra carrera, y el mundo y la economía cambian muy rápido, por lo que uno siente que a veces no está conectado con la oferta y la demanda. Entonces, los muchachos entran a estudiar carreras que no necesita el mercado y se vuelve una frustración porque usted hace un gran esfuerzo y cuando sale no consigue empleo.


P. Volviendo al tema de su precandidatura, ¿cree que el partido Centro Democrático tiene la suficiente fuerza para llegar a las presidenciales sin mostrar una división interna? ¿O corre peligro de una dispensación de votos?


R. A nosotros no nos obsesiona quién sea el candidato. Hoy nos obsesiona más la plataforma. Nosotros creemos que, más que el nombre del que vaya a resultar electo, es con qué ideas vamos a gobernar a Colombia, cuáles van a ser los proyectos y las propuestas con las que nos vamos a comprometer como bloque, sin importar quién gane. Porque Colombia ya tiene muchos retos y muchos dolores, y esto no puede ser ganar por ganar. Esto no es simplemente como ese “antipetrismo”. No, no, no. Yo no quiero que Colombia vote en contra de él. Yo quiero que Colombia vote a favor de un gran proyecto de nación, que los jóvenes se enamoren y se entusiasmen por ese proyecto. No hacer una elección por rabia, por emoción. No, no, no. Nosotros necesitamos unir a Colombia y unirnos por encima de los partidos y las ideologías.

ISSN: 3028-385X

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