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"El mío será un gobierno con estilo propio": Vicky Dávila

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Foto: Juan Carlos Sierra Pardo / SEMANA
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Santiago Orozco Uribe

Universidad de los Andes

Conocida es la frase de Óscar Wilde: “Que hablen mal de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen”. A Victoria Eugenia Dávila Hoyos, mejor conocida como Vicky Dávila, esto parece no inquietarla: hoy todos hablan de ella, desde el presidente de la República hasta el ciudadano de a pie. No pasa desapercibida por nadie: la comentan los periodistas, los estudiantes, los académicos, los intelectuales, los candidatos, los expresidentes, y, desde hace años, casi todos los colombianos, que nos acostumbramos a verla por las noches en televisión.

Comunicadora social de la Universidad Autónoma de Occidente, fue reportera y presentadora en Telepacífico, Noticiero TV Hoy, QAP y RCN. Dirigió La FM, el espacio de mediodía de W Radio y la revista Semana. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos galardones, entre ellos cuatro premios Simón Bolívar.

Hoy, después de una larga trayectoria en los medios, aspira a la presidencia en 2026. Tiene a su favor la frescura de lo nuevo y el reconocimiento ganado a pulso. Cree que son más los que hablan bien de ella que los que hablan mal. Yo también lo creo. Pero, al final, ¿qué importa? Lo importante —como decía Wilde— es que hablen.


Pregunta. Usted se presenta como una persona honesta y decente. Y lo es. Pero no tiene la experiencia política ni el conocimiento profundo del funcionamiento del Estado. ¿Cree que su honestidad es suficiente para manejar un país tan complejo como Colombia?

 

Respuesta. Entiendo la prevención, pero yo hice una carrera. Trabajé 33 años como periodista conociendo el Estado, conociendo a Colombia detalladamente de lado de las necesidades de la gente. Conozco qué les duele y cómo los han engañado. Conocí el país de palmo a palmo en esos 33 años, desde la Guajira hasta el Amazonas, desde Chocó hasta Arauca. Conozco la política desde la barrera. Sé exactamente lo que no hay que hacer en política. Para ser presidente lo que se necesita es tener liderazgo. Una condición sine qua non es tener las manos limpias, saberse rodear bien, no tener relaciones extrañas con mafias, paramilitares, guerrillas, narcos, ni con el régimen de Nicolás Maduro. Creo que yo puedo ser, con mi experiencia, una gran directora de gobierno que tenga el equipo de los mejores expertos en cada cartera, en cada cosa que se requiera para solucionar los problemas de los colombianos. Yo manejé muchos equipos durante estos 33 años y siempre pudimos ser número uno. Este país que tenemos hoy, que nos tiene tan preocupados, en donde la democracia, la libertad, el orden y la institucionalidad están en riesgo, ¿es producto de qué? ¿O de quiénes? Pues de los que han gobernado y que se supone que conocen el Estado. Si Petro fue congresista y alcalde de Bogotá, debería ser el mejor presidente, y no lo es. Entonces, tener una colección de cargos en el Estado no es precisamente una garantía. Yo quisiera que en un gobierno nuestro, el gobierno de los valientes, regresaran los técnicos. Nosotros tenemos que doblar la esquina. La política se puede hacer de manera distinta, sin corrupción, sin relaciones con criminales, sin negocios personales. Por eso me metí a esto.

 

P. En los últimos años han triunfado candidatos outsiders como Trump o Milei, cuyo discurso controversial ha calado en amplios sectores de la población. Usted ha mostrado simpatía por varias de sus ideas. ¿Se considera parte de esa nueva ola de políticos?


R. Hay cosas que han hecho Millei, Bukele, Trump y Meloni que son interesantes. Algunas se pueden retomar, pero colombianizándolas. Soy muy reticente a querer ser como alguno de ellos. Yo sería una presidente que tenga su estilo propio, como siempre lo he tenido, y que haga las cosas que considere que son lo mejor para Colombia. La reducción del Estado de Millei es muy interesante, pero no puede ser exactamente igual en Colombia. Tenemos que colombianizar esa reducción del Estado, de tal suerte que tengamos un Estado más eficaz y más pequeño, pero con una reducción que sea responsable, que no sea arbitraria, donde se puedan fusionar algunos ministerios y algunas entidades, pero no a la loca ni por capricho de quien gobierna. En el caso de Bukele me gusta su determinación en materia de seguridad, pero hay otras cosas, obviamente, que no se pueden hacer en Colombia. Entonces, esa determinación para recuperar la seguridad, para luchar contra el crimen, contra la corrupción, contra las mafias y el narcotráfico, es muy buena para un gobierno y eso lo necesitamos. Sobre Trump, creo que tenemos que trabajar de la mano con él, porque es lo que le conviene a Colombia, a nuestros exportadores e importadores, a nuestros negocios y a nuestra seguridad nacional. Necesitamos cooperación en inteligencia y en materia judicial, reentrenamiento para nuestras tropas, reequipamiento y un plan Colombia 2.0. El mío será un gobierno con estilo propio, pero lo que haya funcionado en otras partes podemos colombianizarlo.

Reportera en QAP. Foto: Vicky Dávila

P. De todos los candidatos presidenciales, a la única que le responde el presidente Petro todas sus críticas es a usted, y cada uno de esos cruces genera miles de vistas en redes. ¿Ha sido el presidente su mejor publicista?

 

R. No. He dado una lucha contra la corrupción durante toda mi vida como periodista. Y en este gobierno no fue la excepción. Denuncié como directora de Semana los “Petrovideos”, el testimonio de Day Vásquez que tiene a Nicolás Petro en juicio por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, los audios de Benedetti que muestran todas las porquerías que hicieron para llegar al poder, toda la historia de la niñera de Laura Sarabia, los audios de Aída Merlano donde mostraba la amenaza de contar toda la verdad. El país me conoce muy bien y sabe que esta lucha ha sido desprendida, con firmeza y convicción. Entonces, sería muy triste que yo dijera que Petro ha sido mi publicista. Petro lo que ha sido es una tragedia para Colombia. Hoy estamos viviendo lo que nunca antes recuerdo en mi generación. Tengo 52 años y no recuerdo haber vivido algo así, donde la democracia y la libertad estuvieran en riesgo. Él es arbitrario, no respeta las altas cortes, no acata los fallos de la justicia. Ha sido un gobernante muy dañino para nuestro país. Tenemos el 70 % de los municipios con presencia criminal. El sistema de salud está destrozado. Tenía problemas de plata y de corrupción, pero este gobierno lo agravó y ahora son millones de personas las que están en riesgo de muerte. Petro ha dado muy mal ejemplo también. Toda su situación personal ha permeado su función como presidente. Estoy aquí dando una lucha en nombre de millones de colombianos muy valientes que queremos un país distinto, donde haya oportunidades para todos y donde no se roben la plata de los colombianos. 

 

P. Usted ha propuesto retomar la fumigación aérea con glifosato. Sin embargo, académicos de la Red de Estudios sobre la Droga sostienen que esa política ha sido un fracaso y que revivirla sería un error. ¿Por qué insistir en una fórmula que no ha resuelto de fondo el problema? 

 

R. Comparto que no resolvió de fondo el problema, pero hay cifras reales. En 2010, después de haber fumigado en el gobierno Uribe con glifosato, había 46 mil hectáreas de coca. Cuando se cancelaron las fumigaciones, el gobierno Santos entregó 180 mil y hoy tenemos 300 mil, lo que quiere decir que el glifosato sí sirve y sí sirvió. Lo que no sirvió fue no fumigar. Lo que no sirve es no combatir el narcotráfico, como ha hecho este gobierno, que lo único que ha hecho es darle beneficios a los narcos. Nosotros tenemos que entrar a hacer una atención completa de la lucha contra el narcotráfico de la mano de Estados Unidos y de los países aliados. Tener ese plan Colombia 2.0 y recuperar el territorio, no solo con la fuerza legítima del Estado —sin complejos y sin abusos— sino con la presencia completa del Estado: con salud, educación, comida, vivienda y todo lo que necesita un ciudadano para poder desarrollarse. No podemos seguir nadando en cocaína y tener billones y billones de pesos en nuestra economía producto del narcotráfico.

 

P. En este gobierno se han popularizado las asonadas contras militares por parte de la población civil. La orden del presidente ha sido respetar a los civiles y no usar la fuerza contra ellos. Si es presidente, ¿cómo abordaría esta situación?


R. Los militares y policías tienen que tener garantías jurídicas para poder defender a los colombianos y poder defenderse ellos mismos. Hoy los militares, con el fusil terciado, están siendo secuestrados por unas comunidades que se arropan con el cuento de la instrumentalización. Sin lugar a dudas, a las comunidades las usan para que hagan bulto. Pero hay un hecho real y es que hay secuestradores que saben que no les va a pasar nada, que van a estar en la impunidad y que no los van a tocar. Como presidente no estoy dispuesta a que eso siga pasando en Colombia. Si queremos tener una fuerza pública efectiva y no abusiva, tenemos que darles las herramientas para que se puedan defender y puedan defender a los colombianos y nuestro territorio. Tiene que haber una manera de acabar con esos secuestros masivos, que son una infamia, una vergüenza y un monumento a la impunidad.

Foto: Guillermo Torres / SEMANA

P. Usted le pidió al presidente Trump que saque a Nicolás Maduro del poder y libere a Venezuela. ¿Cree que Estados Unidos debe seguir cumpliendo el rol de “policía del mundo”?

 

R. Más allá de eso, creo que es mucho el sufrimiento, las muertes, el hambre y la miseria que han soportado los venezolanos, lejos de sus mamás, de sus padres, de sus hijos, de sus esposos, de sus hermanos y de sus amigos. No es justo lo que vive el pueblo venezolano. Alguien tiene que llegar a poner un punto final. Ya sabemos que, democráticamente, el narco régimen no se va a acabar. Sabemos que el jefe del Cartel de los Soles, que es Nicolás Maduro, no se va a ir por las buenas. Entonces, es necesario que una potencia como Estados Unidos, que tiene sus buques en el Caribe, entre y de manera quirúrgica se lleve a Maduro y a sus secuaces y los haga pagar ante la justicia. Maduro es un narco que tiene la nariz metida en Colombia, que es jefe del ELN, que es dueño del negocio de la cocaína en la frontera, que con el cuento de la zona binacional lo que tiene es un corredor para mover libremente la cocaína. Tenemos que acabar con esa zona binacional, volver a ejercer la autoridad, tener allí la fuerza legítima del Estado y recuperar el Catatumbo y la zona de frontera, que ahora es territorio de los criminales. Nosotros como país necesitamos que vuelva la democracia en Venezuela, porque nos convertiríamos en la despensa de la recuperación. Es una gran oportunidad económica y una gran oportunidad para combatir el crimen, trabajando con el nuevo gobierno democrático. Soy una defensora de la democracia y de la autonomía de los pueblos, pero lo que sucede en Venezuela es una injusticia prolongada, una crisis humanitaria de décadas. Alguien tiene que llegar a hacer algo y ojalá sea Donald Trump.

 

P. Desde que usted se lanzó como candidata presidencial ha punteado en todas las encuestas. ¿Cree que esta es la oportunidad para que Colombia tenga una mujer presidente?

 

R. Quiero ser presidente, no por ser mujer, sino porque soy capaz y honesta; porque no tengo jefes ni vengo de los partidos; porque no vengo del sistema político, donde hay gente muy buena, pero también hay una mancha inmensa de corrupción, de alianzas criminales, de negocios e intereses personales. Esas son las razones que me mueven. Quiero representar a millones de valientes en el país, a mamás, a amas de casa, a pelados que están buscando un futuro, a aquellos que tienen que trabajar muy duro para ganarse la comida de todos los días, al doctor, al arquitecto, al médico, a los colombianos buenos, que son millones, que son mayoría y que no se merecen un gobierno como este que tenemos, pero que tampoco merecen un gobierno corrupto de derecha.

 

P. ¿Cree que la bendición del presidente Uribe es determinante en su caso para llegar a la presidencia?

 

R. Creo que es importante. La figura del presidente Uribe es importantísima en la política. Hay gente que gusta de él, otra que no, pero al final creo que la historia le dará un lugar importante, con sus aciertos y desaciertos. Sin embargo, considero que un candidato que gane la presidencia tiene que ser más que el candidato de fulanito o de sutanito. Tiene que ser el candidato de los colombianos, de los ciudadanos, de los jóvenes, de las madres cabeza de hogar, de las madres comunitarias, de las mujeres, de los trabajadores. Quien llegue a la presidencia no debería llegar con un dueño, lo cual no quiere decir que no se puedan hacer alianzas y no se puedan recibir apoyos. Lo importante es que quien llegue a la presidencia, y ojalá sea yo si Dios quiere y los colombianos lo deciden, llegue con una legitimidad dada por el pueblo, por los ciudadanos, por la gente de a pie.

 

P. Usted se consolidó como una de las periodistas más reconocidas y queridas por los colombianos. ¿Qué la motivó a meterse en el mundo turbulento y a veces infame de la política?

 

R. Y te diría algo más: es un mundo hostil, lleno de trampas, trapisondas, de cosas muy feas. Eso es verdad. La política es linda en el sentido de que tú, si la haces bien, si haces lo correcto, puedes ayudar a transformar la vida de mucha gente. Yo nací en un pueblo, vengo de una familia muy pobre, sé lo que es estar allá abajo sin nada, sin una oportunidad, con un solo par de zapatos, donde solo se come arroz con huevo y carne de vez en cuando. Yo lo viví, a mí no me lo contaron, no lo leí en un libro ni me dieron una clase contándome que hay gente que vive así en Colombia. ¿Cómo pude romper esas barreras? Con el amor de mi familia. Nunca me enseñaron a ser resentida, siempre me echaron para adelante, me dijeron que tenía que buscar ser la mejor con mucho esfuerzo, talento, trabajo, disciplina y honestidad. Este país hay que llenarlo de oportunidades para los que menos tienen. Que los pelados puedan estudiar y puedan tener su primer empleo, acompañados del Estado en una gran bolsa de empleo nacional. Que puedan estudiar carreras cortas, como inteligencia artificial y programación. Va a ser muy importante fortalecer los oficios. Las mujeres cabezas de hogar y las madres comunitarias lo que quieren es un empleo y tener acceso a un subsidio de Mi Casa Ya. Estoy aquí para dar una lucha por aquellos que no tienen nada. No creo que un corrupto pueda luchar contra la corrupción siendo presidente. En cambio, yo tengo mis manos limpias, mi trayectoria es transparente, el país me conoce, yo no aparecí ayer, no me estoy poniendo un disfraz ni una máscara, no tengo relaciones extrañas, no tengo plata mal habida, toda la vida he trabajado y vivo con lo que he trabajado, no tengo negocios, nunca trabajé pauta publicitaria con clientes, perdiendo una gran oportunidad de haber tenido una capacidad económica mucho mayor de la que tengo. Siempre quise guardar la ética en que, si era periodista, no podía manejar clientes e intereses comerciales. Yo soy así, una mujer sencilla, una mujer de a pie, una colombiana, una mamá y estoy aquí para servirle a los colombianos.

ISSN: 3028-385X

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