Intitulado #1
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Nicolás Echeverri
Universidad de Antioquia
“Lo que no se nombra no existe”, me dijo una compañera de la universidad hace ya un tiempo. Peor que Cervantes, no es que no quiera recordar, sino que no lo voy ni a nombrar. Jugando con este estado sin nombre ni existencia, me pregunto por la realidad, o mejor dicho la ficción, surreal de este país (el cual no voy a nombrar) en el que vivo. Donde nada tiene nombre.
En este país ese tal virus no existe, y tiene lógica, porque aquel presidente no lo nombró. Y bajo esa misma tónica, tampoco hay violencia ni masacres, eso acá no se dice, se les llama asesinatos colectivos, y eso es otra cosa. Por esa misma línea, tampoco hubo tal cosa de un paro camionero. Nadie lo nombró, nadie habló de él, y cuando el tema comenzó a medio mencionarse, desapareció tal y como llegó. Por ende, nunca pasó.
Muchísimo menos voy a mencionar la gentrificación por la que está pasando esa ciudad, aquella de la eterna primavera, donde un montón de indeseables llegan a fomentar el turismo sexual y el narcotráfico. El sonido de eso es el silencio. Por lo tanto, claramente no pasa. Y en esa misma ciudad, por acá cerquita, donde yo estudio, la universidad no la quebró un incompetente luego de 6 años subido en la rectoría por puro nepotismo y terror. Aquel hombre es incapaz de sonreír y asistir a las asambleas a escuchar lo que la comunidad universitaria tiene por decir. Para nada, la universidad está en muy buenas manos, solo que desfinanciada, y eso… eso es otra cosa.
Y como podrá sospechar, en este país los muertos tampoco tienen nombre, mucho menos aquellos a los que su patria traicionó y asesinó por la espalda para inflar el ego de un innombrable, que, a pesar de que carga 6402 de ellos en sus manos manchadas de sangre, no responde por ninguno. Así como nadie responde por esas quinientas mujeres que en solo este año han asesinado por su sexo y soñar con un mejor mañana.
Esto es tan así que el ficticio presidente de este innombrable país puso a gobernar a su esposa mientras él vive pensando en el inexistente metro de aquella ciudad capital. El tipo hizo llamar su mandato el “gobierno de los nadie". Nombre bastante adecuado para un país sin nombre, que no existe, en el que nunca pasa nada. Por lo mismo, a mí no me vengan a nombrar de facho ni de mamerto por este texto que ni título tiene. Yo también soy un nadie, yo siempre soy ese muchacho, y para los más cercanos, soy ese baboso, pero en todo caso siempre sin nombre.



