Agosto 2025
Edición N°11
ISSN: 3028-385X
La magia

Juan José Velásquez
Universidad del Rosario
Hoy hablaremos algo de la magia. La mística. Lo misterioso. Aquello en donde la vida se la juega en al menos ese 1% que es irracional, inexplicable e increíble.
Me ha impresionado mucho este concepto. La filosofía me ha rodeado entre la fenomenología y la analítica, dos polos opuestos, distantes, pero más cercanos de lo que parece. Por un lado, intentar explicar la propia experiencia y por otro, querer hacerlo de la manera más precisa y exacta que se pueda. En una hay exceso de mundo, en otra se peca por querer limitarlo a lo posible. Pero la magia va más allá de eso.
Mucho me cuestioné sobre mi pasión al fútbol. Estaba cansado de ver las cifras, los números que tanto rondan los fichajes cuantiosos, de esa violencia que dividía en vez de unir, de los insultos que no llevan a ninguna parte y de otras tantas cosas. Ver más y más partidos, en un contexto en el mercantilismo va en un auge tenaz, me parecía desgastante.
Santa Fe, mi equipo favorito, no estaba en un camino tan distinto a eso. Tres finales seguidas de local que vi perder. La primera, y más dolorosa, en el estadio contra Millonarios. Luego, América con un nefasto 3-0 de ida y finalmente Bucaramanga en uno de los partidos más emocionantes que he visto, pero con una tusa que solamente alargaría la espera de celebrar. Las idas al estadio, los jugadores, la ciudad, el país y el tiempo pasaban. Al fin de cuentas, ya me reía, pues ser hincha de Santa Fe sirve, como dice la ética, para ‘forjar carácter’.
Ese carácter, sin embargo, se renueva cada semestre inexplicablemente en forma de esperanza. Renace la ilusión incluso tras una gran decepción. En un semestre lleno de las preguntas, de la experiencia, del futuro, de la incertidumbre, de indagar sobre lo que es esa mística fenomenológica, encontré algo valioso en volver a ver a Santa Fe.
Hay cosas en la vida que simplemente no requieren de una explicación lógica o que tenga sentido. La música intenta captarlo de alguna forma. Airbag —no sé qué mística tenga para conectar sus canciones con el fútbol y la vida— canta el “no me arrepiento de nada contigo, contigo me muero, contigo revivo. Sos mi victoria, sos mi fracaso”. La memoria que persiste en el tiempo. Nunca lo olvides. Ahí está la magia. En levantarse, emocionarse, gritar un gol y esperar lo inesperado. La magia está en ver a un Rodallega, ya casi cuarentón, llorar, lesionado y aun así levantarse y marcar. Así, Santa Fe logró ser campeón de su décima estrella tras nueve años de larga espera.