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Las barracudas del Congreso

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Carlos Andrés Vega

Universidad de Cartagena

Desde el Congreso se emprende un ambiente hostil y de provocación masiva que ha imposibilitado realizar labores legislativas, sacudiendo los hemisferios de las demás ramas del poder público.

Como si de una ecuación o de una reacción en cadena se tratara, la oposición ha recaído una y mil veces en sus acometidas omisiones, convirtiéndose estas en un refugio, un amparo o un fuero que los mantiene a salvo, bajo el imperativo de que todas las propuestas del Gobierno son perjudiciales para la estabilidad del país. Su propósito abierto de doble filo es fragmentar la democracia, debilitar las instituciones y echarle vísceras con vidrio a quien piense diferente.

Además, aquel que enmascara sus tácticas perversas -como falta de quórum, omisiones de voto y sabotajes a los debates de proyectos de ley- sufre la más endiablada persecución.

Actuando como barracudas, estas bestias de aguas profundas han convertido el mayor y más importante cuerpo colegiado de la nación en una zoo-imitación de un país tercermundista, donde las ideas aún no se respetan, donde no hay práctica, ni voluntad, ni tampoco capacidad de debate.

El país enfrenta no solo un problema histórico, sino también uno institucional, en donde el conflicto, la corrupción, la supresión de ideas, la desinformación, la desmoralización y la desvalorización se han convertido en artillería de hampones de la usurpadora oposición que no representa a nada ni a nadie, que va dirigida contra quienes quieren ser gobernados por el cambio, la paz y la vida. Mismas armas que después de usadas no se cansan de vituperar cuando alguien más las usa.

Predicar y no aplicar es el nuevo lema de la República de Colombia.

ISSN: 3028-385X

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