Agosto 2025
Edición N°11
ISSN: 3028-385X
Los tres chiflados en: All justice for all

Foto: Tom Brenner / Reuters
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Francisco Farfán Marín
Universidad Pedagógica Nacional
00. INTRODIMIUS DEMOCRATICUS
Queridxs hermanxs en Cristo, el neoliberalismo y la patria en ruinas. Nuestro redentor en Colombia —San Uribe y Vélez— volvió al púlpito judicial. Esta vez no para salvarnos de las FARC, el castrochavismo o los comunistas que viven debajo de la cama, sino para ofrecernos su rectitud… pero no como redención, sino como show. ("Y el que tenga oídos para oír, que no escuche RCN, porque será confundido." — Evangelio según San Danieles 7:16). Un juicio, dicen. ¡Justicia, murmuran algunos! Pero no teman, que aún está en pie, más ungido que nunca, protegido por las sotanas de la “gente de bien” que lo elevó a los altares de la impunidad. ("Y conoceréis la verdad, pero la verdad será archivada." — Corte Suprema 8:21). Y mientras en otros rincones de los campos elíseos del autoritarismo tropical, los Bolsonaro y los Trump empiezan a probar las hieles del Estado de Derecho. Pero aquí seguimos preguntándonos si este sermón judicial traerá verdad o solo incienso, en donde el único que camina sobre las aguas del Código Penal sin mojarse es nuestro San Uribe y Vélez. Apóstol de la paz con fusil y de la moral con motosierra. (“Bienaventurados los que persiguen la impunidad, porque de ellos es el reino de la Fiscalía.” — Neouribismo 3:14).
0. LOS APÓSTOLES DE LA PATRIA PERDIDA: URIBE, BOLSONARO Y TRUMP EN LA PASIÓN GLOBAL DE LA DEMOCRACIA
En la Biblia política del siglo XXI, hay evangelios que no aparecen en el canon oficial, pero que se leen todos los días en noticieros, tribunales y redes sociales. Son los evangelios según San Uribe y Vélez de las Autodefensas, San Jair de la Sagrada Pistola y San Donald del Santo Muro. Tres profetas de una fe peculiar: la Seguridad Democrática del Fusil, el Orden Moral a Balazos y la Grandeza Nacional a Base de Muros y Cheques de Campaña. En sus páginas no hay milagros de multiplicar panes y peces, pero sí de multiplicar contratos, favores y votos comprados.
Analizar a Uribe, Bolsonaro y Trump por separado es fácil; unirlos es entender que son evangelios distintos de la misma Biblia política que adora el poder concentrado, la verdad manipulada y el miedo como motor social.
En cada momento sagrado, hemos de encontrar estas divinidades que les hace ser hermanos (no de leche, pero sí de poder): un culto personalista que convierte la política en religión. Un uso estratégico del enemigo (la guerrilla, el comunismo, la inmigración) como demonio útil y una red de poder económico y mediático que sostiene el mito incluso cuando la justicia toca la puerta. Su herencia no es sólo política, es cultural: han sembrado la idea de que la democracia es un mercado donde se compra y se vende la verdad, y que el líder fuerte es la única garantía de salvación.
1. SAN URIBE Y VÉLEZ: EL PASTOR DE LOS TERRITORIOS REDIMIDOS POR EL PLOMO
Álvaro Uribe Vélez, dos veces presidente de Colombia, construyó su evangelio sobre la piedra angular de la Seguridad Democrática. Un proyecto que prometía pacificar el país, pero que terminó siendo un evangelio apócrifo escrito en las veredas con sangre y miedo. El hombre que se presentaba como el pastor de la nación terminó acusado y hallado culpable de delitos que no encajan con la imagen de santo que le atribuyen sus seguidores.
Mientras sus defensores lo veneran como mártir político, sus detractores lo ven como el apóstol de la polarización. Uribe, más que unir, aprendió a gobernar con el bisturí del miedo, cortando a Colombia en dos: uribistas y antiuribistas, como si no hubiera más identidades posibles.
El proverbio político que deja es claro: “Quien siembra miedo, cosecha obediencia; quien cosecha obediencia, guarda silencio ante la bala amiga”.
2. SAN JAIR: EL PROFETA DEL FUSIL Y LA BIBLIA
Jair Bolsonaro, el mesías tropical que juraba salvar a Brasil, combinó el Evangelio según San AR-15 con las parábolas de WhatsApp. Bajo su gobierno, el Amazonas ardía mientras él repetía que era culpa de las ONG y que Dios proveería otra selva si hacía falta.
Su caída, al convertirse en el décimo expresidente brasileño detenido, no es un capítulo aislado, sino la confirmación de que su fe política era un credo de corrupción y autoritarismo envuelto en citas bíblicas mal interpretadas. Como un falso profeta, predicaba “la familia y la moral” mientras su séquito se hundía en escándalos de malversación.
En su sermón final, se podría escribir: “Bienaventurados los que talan, porque de ellos será el reino de la soja; bienaventurados los que odian, porque tendrán siempre un enemigo que culpar”.
3. SAN DONALD: EL UNGIDO DEL MURO Y DEL DINERO OSCURO
McDonald Trump, el magnate que convirtió la Casa Blanca en un reality show, no se conformó con gobernar: necesitaba dirigir, producir y protagonizar la narrativa. Su despido de la fiscal del caso Epstein no es un acto administrativo, sino una jugada calculada para blindarse de un escándalo que huele a azufre desde kilómetros.
Trump predicó la América Primero, pero practicó el Trump Primero. Se apropió del púlpito político como un telepredicador millonario, vendiendo la ilusión de la redención a cambio de donaciones, lealtad ciega y silencio conveniente. En sus proverbios no hay lugar para la humildad: “Al que tiene mucho, se le dará más; y al que no tiene, que construya el muro y lo pague él mismo”.
4. ¿LA DIVINA PROVIDENCIA NOS BENDECIRÁ O SUERTE Y MUERTE?
Colombia llega al próximo año con una cicatriz política abierta y supurante. La caída judicial de Uribe no borrará su influencia: su imagen seguirá siendo un tótem electoral para una parte del país. La derecha buscará reciclar el discurso del orden y la seguridad, mientras la izquierda se aferrará a la bandera de la resistencia al uribismo, incapaz muchas veces de ofrecer algo más que oposición.
En un clima así, el 2026 podría convertirse en una segunda vuelta entre el miedo y el resentimiento. Y como enseña este evangelio político: “No hay mejor pastor que aquel que conoce las ovejas por nombre… para llevarlas al matadero con una sonrisa”. Este es el verdadero texto sagrado de nuestra era: un apocalipsis político que se lee no para salvar el alma, sino para entender cómo se repiten, con acentos distintos, las mismas profecías de poder, corrupción y fanatismo. Y lo más irónico es que, como en toda religión, los creyentes seguirán defendiendo a sus santos… incluso cuando el evangelio esté escrito con tinta de expediente judicial.
¿Os podéis votar en paz el otro año?... ¡No! ¡NOS VA A COMER EL MARRANO!
