Agosto 2025
Edición N°11
ISSN: 3028-385X
Pensamiento crítico vs. algoritmos y la Big Data

Foto: Álvaro García

Juan Felipe González Baquero *
Universidad del Rosario
Dudar blinda al ser humano de ser engañado. Esta capacidad de pensar críticamente le brinda al hombre la oportunidad de analizar información de una manera objetiva evaluando su validez llegando así a conclusiones con bases fundamentadas. Ahora, en la era digital en la que la información a la que se expone el ser humano cada segundo es abrumadora, esta capacidad de pensar críticamente, dudando y partiendo de la razón, se pone seriamente a prueba. Fenómenos como las fake news son prueba de que quizás este pensamiento crítico se ha dejado de fomentar en la sociedad y por el contrario se busca una manipulación y masificación de ideas quebrando con esto la necesidad propia del humano de dudar.
Cogito, ergo sum, fue la prueba irrefutable que tuvo Descartes sobre su propia existencia, superando la duda metódica. Descartes postuló que la única forma de encontrar algo que fuera real era dudando de todo, angustiado por ser engañado por sus sentidos. Tener algún tipo de confusión producto de sus sueños e incluso pudiendo ser timado por un genio maligno que lo engañase, Descartes se propuso como fuente de credibilidad de las cosas la duda. Y así, dudando, llegó a la conclusión de que para que existiese incluso la duda debía existir por consecuencia alguien que dudara, aquel que duda piensa, y ese pensamiento lo hace real pues le otorga la calidad de pensador, dándole sentido al acuñado, pienso, luego existo.
La capacidad de cuestionar lo que nos rodea ha sido para muchos autores la forma más certera de buscar la verdad. Dudar nos otorga la posibilidad de formar un pensamiento que no se basa en dogmas o ideas preconcebidas, sino que parte de pruebas tangibles que nos acercan a lo real. Aunque recientemente autores como Popper plantean en su racionalismo crítico que es imposible llegar a una confirmación plena de alguna teoría, planteando que lo único posible es probar que esta no ha sido totalmente falseada, aún se sitúa la búsqueda del conocimiento junto con la razón y la duda como métodos para alcanzar la verdad.
El inmenso fenómeno actual de las redes sociales es algo inconcebible para Descartes o Popper en sus respectivas épocas. Sin embargo, es la realidad en la que habitamos y es aquí en donde planteamientos filosóficos como los mencionados con anterioridad deberían cobrar urgente relevancia, puesto que son la única forma de situar la información que se nos entrega en un tamiz en el que prevalezca el uso de la razón acompañada con la capacidad de cuestionar lo que se nos presenta y así lograr llegar a una certeza.
Lo anterior, fundamentado en que estamos frente a un acceso casi inmediato y universal a la información. Para muchos, esto no debería ser una cuestión de preocupación, pues plantea una oportunidad inigualable para la distribución de información e incluso de conocimiento. Sin embargo, es necesario también partir de que las redes sociales en la actualidad están concebidas bajo unos algoritmos metódicamente diseñados, alimentados por nuestros datos que persiguen fines completamente diferentes al de informar.
Los algoritmos de las redes sociales se asemejan a un filtro, que se basa en un estudio detallado de los datos aportados por el usuario con sus gustos para que se personalice su experiencia. Hasta aquí se podría ver como una forma de diseño o marketing que parte de la experiencia del usuario y le da una vivencia más confortable, pero, ¿es esto del todo cierto?
Marta Peirano (2019), en su libro El enemigo conoce el sistema, rompe con esta idea inocente del internet como una herramienta neutral y propone que este se ha convertido en un campo de acción de diferentes agentes que han creado un sistema global que utiliza nuestra atención y emociones para obtener con esto diferentes beneficios. La autora plantea que los algoritmos y los datos han jugado un papel protagónico generando adicción en el usuario, presentando información polarizante o altamente emocional para interferir en el pensamiento y decisiones de las personas.
Aunque parece un poco conspiranoico, la tesis planteada por la autora ha sido ya puesta a prueba en la actualidad, e incluso ampliando los beneficios económicos que planteaba la misma.
Elección presidencial de 2016, Estados Unidos: un triunfante Trump es cuestionado por algo que parece sacado de una serie futurista. Cambridge Analytica, una mega empresa que utiliza el Big Data, tomó datos de Facebook de miles de usuarios y con la autorización de la campaña de Trump perfiló a los votantes estadounidenses. Luego, con este perfilamiento y la utilización de los algoritmos de las redes sociales bombardearon los usuarios votantes indecisos de información que los influyó emocionalmente en sus acciones políticas, las cuales le darían la victoria a Trump.
Este es uno de los miles de ejemplos que en la actualidad existen de cómo las redes sociales y el internet se han convertido en el lugar perfecto para manipular a la población. Pereirano en su libro nos muestra como grandes empresas usan la Big Data y los algoritmos para influir en la mente de los usuarios y hacerlos comprar miles de productos o experiencias, y sucesos como el de Cambridge Analytica nos demuestran lo útiles que pueden ser los datos y los algoritmos para influenciar en las decisiones políticas de una sociedad. Simplemente ya no existe una privacidad y nuestro comportamiento en la red puede ser perfilado y utilizado para beneficios que incluso son desconocidos para nosotros pero que existen y son tangibles.
Es aquí donde volver a un pensamiento crítico y racional es urgente. Dudar de todo lo que cada segundo se nos presenta en las redes sociales es algo que nos blinda de ser víctimas de una homogeneidad de ideas y manipulación que nos lleve a comportarnos de formas que no parten de nuestros reales intereses. Las redes sociales ya hacen parte de la vida, en la actualidad es casi imposible vivir en un mundo globalizado sin ellas, la información circundante está al alcance de un click e incluso está siendo manipulada para que sea acorde a nuestras preferencias de mercado e incluso políticas. Pero esto no quita que se pueda tener una actitud de resistencia frente a este fenómeno.
Dudar de cada post que nos presenta información que pueda interferir en nuestras preferencias de compra o incluso en nuestras posturas sociales y políticas o incluso en nuestra apropiación de información es el primer paso para no ser objeto de manipulación de grandes agentes que usan estos medios para sus fines poco éticos, realmente. Aunque Descartes o Popper no se enfrentaban a una cantidad tan abrumadora de información o conocimiento sí nos dejan una herramienta que se ajusta a cualquier tiempo: el pensamiento racional, esa capacidad de dudar para llegar a la verdad es la única manera de no ser engañados en la actualidad por el genio maligno de Descartes que ahora se alimenta de la Big Data y usa el algoritmo para engañarnos.
* Integrante del Semillero AGERE de Derecho Constitucional de la Universidad del Rosario