Queridas corporaciones:

Foto: Crasso & Oregioni

Xavier Andrade y Colectivo de la Vida Social de las Imágenes y las Cosas
Universidad de los Andes
Este ensayo se articula alrededor de un ejercicio realizado sobre la vida social de las mercancías como parte de un curso de artes y humanidades, introductorio y abierto para estudiantes de todas las disciplinas académicas de la Universidad de los Andes. Ensambla seis textos haciendo uso de un formato epistolar dirigido a las corporaciones o firmas que mercadean ciertos productos en los supermercados o centros comerciales de Bogotá.
Uno de los puntos de partida de las reflexiones que tenemos durante un semestre con alrededor de 60 estudiantes como parte de la clase La Vida Social de las Imágenes y las Cosas, es que aquellas habitan una paradoja central: siendo seres inertes adquieren, eventualmente, una agencia interpelante al integrarse a diferentes formas de relaciones sociales entre ellas y con las personas. Esta línea de discusión --explorada por W.J.T. Mitchell, Arjun Appadurai, Fred Myers, Elizabeth Edwards, Deborah Poole y otros-- tiene una reflexión sostenida en antropología y otras ciencias sociales desde hace cuatro décadas dando lugar a debates actuales sobre materialidades y afectos, por ejemplo. Las que me interesan se orientan hacia los diálogos posibles con diseño, consumo y subjetividades.
Mi anclaje en antropología de la imagen conduce los debates señalados: las cuestiones de representación, aunque útiles como primera entrada a estos mundos, son absolutamente limitadas para entender los efectos sociales que imágenes y cosas adquieren sobre formaciones sociales concretas. Por tanto, es importante integrar a la mirada crítica un impulso etnográfico y focalizarnos centralmente en preguntas sobre su producción, circulación y consumo para trascender los meros ejercicios deconstructivistas y textualistas derivados de la representación, la taxidermia de la metáfora y otras taras. Así, el enfoque resulta más integral pues otorga la posibilidad de fomentar un pensamiento orientado a repensar la vida cotidiana frente a la cacofanía de las imágenes y la agencia de los objetos.
Bajo estos principios, cabe precisar el método seguido para la producción del presente texto. Primero, usamos como ejemplo un artículo de la crítica cultural Sally O´Reilly publicado en 2017 en la extraordinaria revista Cabinet como parte de un volumen monográfico dedicado a la leche. El artículo, formateado como una carta paródica hacia una corporación da cuenta de la indignación, cuando no desazón existencial, que la autora siente al enfrentarse al cambio de diseño de una mercancía concreta: el empaque de una bebida láctea de anacardos o marañones y cómo su nueva apariencia modifica --conservadora y fatalmente-- las apuestas gráficas, lúdicas y hasta eróticas que la caja anterior prometía al consumir ese producto. Para referencia de los lectores, el artículo se titula “I feel my duty to speak out: The disingenousness of the Silk Cashewmilk makeover” (https://www.cabinetmagazine.org/issues/62/oreilly.php), y conjuga plenamente mis propios intereses en arte, consumo, diseño y antropología.
Una vez discutida colectivamente esa lectura, la usamos como un modelo que prometía testear las posibilidades pero también los límites de la inteligencia artificial en este momento, septiembre de 2024, mediante el uso de programas tales como ChatGPT y Gemini, los más populares entre mis estudiantes. En vista de que la referencia original de O´Reilly hace uso de estrategias ampliamente aceptadas en el mundo del arte y la literatura pero, a su vez, condenadas al olvido en la academia, un ejercicio basado en humor, ironía, parodia, sarcasmo e hipérbole, parecía adecuado no solamente como crítica al mundo del mercadeo corporativo sino también para evidenciar los diálogos posibles que, hoy por hoy, tenemos en la academia con los mundos de la IA.
Para un, hasta recientemente, prohibicionista de IA en mis clases, este experimento serviría igualmente de una gran lección al respecto brindada por mis propios estudiantes. La curaduría de ensayos que presento en este artículo fue meticulosa y siguió criterios derivados de, primero, las prácticas de consumo alrededor de uno u otro producto, y, la posibilidad de gestionar un discurso crítico vía inteligencia artificial. Por lo menos veinte trabajos excelentes quedaron fuera por motivo de espacio. Muchos de los que acá se presentan alimentaron directamente a IA el texto original de O´Reilly o las imágenes que discutieron como parte de un esfuerzo comparativo entre diseños antiguos y actuales de las etiquetas de una u otra mercancía.
La clave estaría, por tanto, en transparentar el método del diálogo que mis estudiantes tuvieran con el programa que eligieran. Mis estudiantes debían ir a un supermercado o a una tienda, identificar un producto y promover, mediante dos imágenes, una reflexión hecha por IA, sobre el “antes” y “después” del diseño de la mercancía seleccionada. Cuando no hubiese una imagen del pasado de un producto, entonces la misma debía ser producida por IA también. Con esos dos elementos visuales en juego, los prompts a brindarse a ChatGPT, Gemini u otro programa, debían identificar a la corporación responsable e incluir la estrategia epistolar de O´Reilly y el tono sarcástico de la misma. Cierto margen de juego con el método descrito alimentó también a uno de los trabajos incluidos en esta selección.
Cómo lidiamos con el mundo de las mercancías en nuestras trayectorias diarias? Cuál es el papel del diseño como catalizadores y mediadores de experiencias subjetivas, lealtades y formas de consumismo? Cuál es el papel de supermercados y centros comerciales en nuestras vidas y cómo configuran una imagen frente al mundo? En nuestro deambular a estos templos lo primero que vemos son las superficialidades, los empaques, los despliegues de cosas como parte de cadenas sintagmáticas que distinguen a una u otra cosa por su cromática, una narrativa, una imagen, un tipo de tipografía, una forma de iluminación, un lugar concreto en el supermercado. “Mira las Luces, Amor Mío” es el llamado de Anni Ernaux en su libro traducido en 2021 al respecto.
Todas esas dimensiones constituyen y alimentan el complejo mundo del fetichismo de las mercancías, del cual participamos inevitable y precisamente a partir de la primera dimensión, la más superficial, constituida por la etiqueta comercial de las cosas. De ahí la importancia etnográfica para intentar entender la banalidad del poder corporativo y su sutileza para integrarse al sistema nervioso de la gente.
Muchas de estas discusiones fueron estimuladas por diálogos con Pilar Sánchez Voelkl, antropóloga de La Construcción del Gerente: Masculinidades entre las Elites Corporativas de Ecuador y Colombia (2011), y, por textos tales como Corporate Mentality de la artista Aleksandra Mir (2001), fuentes que sirvieron para estimular inicialmente mis propios intereses antropológicos y artísticos sobre los mundos corporativos y la relevancia etnográfica del mercado y sus prácticas. Que no son suyas solamente, sino, sobretodo, las de los propios compradores.
Los resultados obtenidos, según mis colaboradores y la inteligencia artificial, se presentan a manera de 6 ó 7 cartas dirigidas al nunca suficientemente bien ponderado y queridísimo mundo de las corporaciones.
Nicolás Toro: Un Cliente Sarcástico y Energético.
Diseño previo:

Diseño actual:

Departmento de Mercadeo
Monster Beverage Corporation
Estimados campeones de la energía,
Espero que esta misiva los encuentre bien y cargados de cafeína, listos para
conquistar el mundo con sus vibrantes latas de felicidad líquida. Ǫuería tomarme un momento para discutir un tema que me tiene en un constante estado de… bueno, de hiperactividad: la evolución de la etiqueta de Monster, desde la clásica "vampiresca" hasta la espectacular "Ultra".
Primero que nada, permítanme expresar mi admiración por el diseño original. Esa etiqueta verde, con un aire de misterio y oscuridad, evocaba la imagen de un monstruo que podría salir de las sombras y devorar toda la energía de un ser humano. ¡Y claro, lo hacía! Con un alto porcentaje de azúcar que podría haber alimentado a una familia de hipopótamos por un mes. Sin embargo, al mirarla hoy, me pregunto: ¿quién pensó que un diseño que gritaba "¡Cuidado! ¿Este producto tiene el potencial de elevar tu nivel de azúcar a dimensiones estratosféricas” era una buena idea? Aparentemente, era un llamado a la aventura, una invitación a jugar con fuego (o con azúcar, lo que es más o menos lo mismo).
Ahora, llegamos a la era "Ultra", donde el diseño se ha transformado en una explosión de color, textura y, ¡oh sorpresa!, cero azúcar. La lata blanca, casi como un lienzo en blanco, parece gritar "¡Soy un nuevo comienzo! ¡Menos azúcar, más energía!". Aprecio la intención de hacer que los consumidores se sientan menos culpables mientras consumen una bebida que, seamos honestos, podría reanimar a un dinosaurio. Pero, ¿realmente necesitábamos que la lata se pareciera más a un producto de spa que a una bebida energética?
Y hablemos de los colores brillantes y llamativos. Si el diseño original era un grito en la noche, el nuevo diseño es un "¡Mira! ¡Soy el centro de atención en tu refrigerador!" que podría atraer hasta a un unicornio sediento. Pero, ¿no podrían haber mantenido un poco de esa estética oscura que nos prometía una experiencia casi mística? Después de todo, ¿qué es una bebida energética sin un poco de drama?
No puedo dejar de preguntarme: ¿estamos consumiendo energía o simplemente estamos deslumbrados por una lata que parece haber pasado una tarde en un salón de belleza? Y esa nueva concentración de cafeína, que, a riesgo de sonar sarcástico, me hace pensar que cada sorbo es como una invitación a una fiesta rave, solo que, en vez de música, tengo un estallido de energía que me hará sentir como si estuviera corriendo en una maratón por el resto del día.
Así que, queridos creadores de la energía embotellada, ¿qué fue lo que realmente impulsó esta evolución? ¿Un cambio en el gusto del consumidor, o simplemente un intento de hacer que nuestra bebida se vea más "apta para Instagram"? Aprecio el esfuerzo por adaptarse a los tiempos modernos, pero no puedo evitar añorar el dramatismo de la lata verde. Ǫuizás una colaboración entre el monstruo oscuro y el brillante "Ultra" podría ser la clave para conquistar tanto a los nostálgicos como a los nuevos consumidores.
Espero que esta carta no solo les haya hecho reír (o al menos sonreír) mientras saborean su bebida energizante, sino que también les haya dejado pensando en el enigma de la evolución del diseño. Quedo a la espera de su respuesta y, quién sabe, quizás de una lata que combine lo mejor de ambos mundos.
Con sarcasmo y energía,
Nicolás Toro.
Programa utilizado: Chat GPT
Prompt ingresado: “Haz una carta que emplea las estrategias narrativas de O'Reilly, en donde hagas uso de la parodia, sarcasmo, ironía y humor en donde discutas sobre la evolución de la etiqueta antigua de Monster (verde, todos oscuros, diseño simple, alto porcentaje de azúcar y de colores planos) a la etiqueta actual "Ultra" (Blanca, lata texturizada, cero azúcares, más concentración de cafeína, colores brillantes, llamativos y con una tonalidad mucho más vistosa para el usuario). La carta debe ser dirigida a la corporación de bebidas energizantes Monster y debes inquirir sobre el cambio o evolución del diseño.”
Elkis Scarpetta Duarte: Un Cliente Confundido.

Estimados señores de la compañía Kellogg's,
Me dirijo a ustedes como un fiel consumidor de Pringles desde hace 10 años y con gran interés en la marca. He seguido de cerca la reciente evolución de la imagen de Pringles y me gustaría expresar mi inquietud al respecto.
Reconozco que el cambio de imagen es una estrategia común en el mundo del marketing para adaptarse a las nuevas tendencias y conectar con un público más joven. Sin embargo, considero que la nueva imagen de Pringles ha distanciado un poco a los consumidores más antiguos, quienes hemos crecido identificando la marca con un diseño más clásico y atemporal.
El cambio de la imagen ha generado cierta confusión entre los consumidores, ya que se ha modificado un elemento tan distintivo como el logotipo y la estética general del producto. Esta etiqueta parece un resumen ejecutivo de una novela de ciencia ficción. Parece que Mr. Pringles se ha sometido a una cirugía estética radical. Dejó atrás su aspecto de dibujo animado de los 90's para convertirse en un influencer de Instagram minimalista. Si no fuera por las imágenes, pensaría que estoy leyendo un tratado filosófico. Además, con esta nueva etiqueta, muchos consumidores se sentirán como si estuvieran comprando un producto de alta tecnología en lugar de un simple snack. ¿Necesitamos un manual de usuario para abrir la lata?
El cambio de logo de Pringles es como cuando te cortas el pelo y te arrepientes al instante. El antiguo logo era como un corte de pelo clásico y atemporal, mientras que el nuevo es un experimento de estilo que no convence a nadie. Por estas razones, me gustaría solicitarles que me brinden más información sobre los motivos que llevaron a este cambio de imagen y así poder solucionar esto.
Atentamente,
Elkis Scarpetta.
Programa utilizado: Gemini
Prompt: Necesito que me escribas una carta dirigida a la Corporación dueña de Pringles inquiriendo sobre el cambio o evolución en el diseño de la marca Pringles. Puedes mencionar que el cambio de la imagen ha cambiado el sentido de la marca.
David Contreras: Un Cliente Devoto y Preocupado por el Bienestar Estético y Emocional de su Osito.

MERCANCÍA ACTUAL TOMADA POR MI // MERCANCIA ANTERIOR SACADA DE INTERNET
Bogotá, 30 de septiembre del 2024
A quien corresponda en Ralph Lauren Corporation:
Permítanme comenzar diciendo que soy un admirador de toda la vida de la marca Polo Ralph Lauren. Desde que tengo memoria, su icónico osito de peluche, con su inigualable estilo preppy y actitud sofisticada, ha adornado prendas que han marcado a generaciones enteras. Sin embargo, es precisamente por este apego emocional que me veo obligado a escribirles con una mezcla de perplejidad, nostalgia y, debo admitir, un toque de preocupación.
Verán, hace unos días, mientras navegaba por las tiendas en busca de una gorra para añadir a mi ya considerable colección, me encontré con lo que en un primer momento creí que era un impostor. Allí, colgada entre las nuevas colecciones, estaba la famosa gorra Polo Bear, pero algo estaba mal. Muy mal. Mi querido osito, que antaño irradiaba confianza y estilo sin esfuerzo, parecía estar atravesando lo que solo puedo describir como una profunda crisis de identidad.
Adjunto una foto para que puedan visualizar mi angustia (la he tomado con mi teléfono, aunque confío en que aún recuerdan cómo luce su producto). El oso que antes parecía caminar por las calles de la alta sociedad de Manhattan, luciendo su blazer perfectamente planchado y sus jeans impecables, ahora parece haber salido de un desfile de modas donde la elegancia fue sustituida por un confuso "look de domingo casual, pero estresado". ¿Qué ha pasado? ¿Acaso nuestro querido amigo de felpa ha estado lidiando con el agotamiento de ser un ícono de la moda durante tantas décadas?
Recuerdo con nostalgia el diseño previo, en el que nuestro osito se presentaba con un porte digno de un caballero de la Ivy League. Un blazer, unos pantalones de mezclilla bien ajustados y una camiseta que irradiaba simpleza y confianza. Pero ahora, con el nuevo diseño, parece que algo se ha perdido. ¿Es esa chaqueta más grande de lo que debería ser, o simplemente luce arrugada por el peso de las expectativas? ¿Y qué pasó con esa mirada de seguridad? Ahora su expresión me deja un poco inquieto, como si estuviera al borde de preguntarse: “¿Aún soy relevante en este mundo caótico de fast fashion y TikToks?”
Y claro, no puedo dejar de mencionar el precio. $41.99 por una gorra de algodón no es algo que uno pase por alto, pero asumo que esta inflación emocional es el reflejo de los costos de las crisis existenciales por las que atraviesan los íconos modernos. Tal vez sea la terapia de mindfulness para osos o las clases de yoga estilo “bear pose” las que han incrementado el precio. Todo ello, para que nuestro osito recupere su serenidad perdida.
Entiendo que las marcas evolucionan, y que no podemos vivir eternamente en el pasado (aunque, a veces, a los nostálgicos como yo nos gustaría que así fuera). Pero, me atrevo a preguntar: ¿Realmente necesitábamos este cambio? El osito en su antigua forma representaba un equilibrio perfecto entre sofisticación y sencillez. Un símbolo de que el buen gusto no necesita de estridencias, de colores llamativos o de una chaqueta que parece haber sido arrugada tras una larga noche de reflexión existencial.
Me pregunto si este cambio de vestimenta y actitud es parte de una estrategia de marketing que busca conectar con las nuevas generaciones, esas que quizás encuentran en la "aparente imperfección" un valor aspiracional. Pero permítanme expresar mi duda: ¿acaso no hay un espacio para la elegancia atemporal en este mundo? ¿No merecemos ver al Polo Bear, una vez más, en todo su esplendor, sin necesidad de sacrificar su porte inmaculado por la tiranía de las modas pasajeras?
En resumen, espero que mi carta sea tomada con el respeto que merece un cliente preocupado por la salud emocional de su mascota de peluche preferida. No me gustaría que este rediseño sea un reflejo de lo que el futuro le depara a nuestra amada figura. ¿Es demasiado pedir un regreso a los días de gloria, cuando las gorras Polo eran sinónimo de simpleza y clase? Quizás un retiro creativo para el oso sea la solución, o un reencuentro con su estilista personal. En cualquier caso, confío en que su retorno al buen gusto será inminente.
Atentamente,
David Santiago Contreras Pachón
Cliente devoto y preocupado por el bienestar estético y emocional de su osito.
Programa utilizado: Chat GPT.
Prompt utilizado: "Escribir una carta a Ralph Lauren Corporation con un tono sarcástico, irónico y humorístico, comentando el rediseño de la gorra Polo Bear. Comparar el diseño actual con un diseño previo, sugerir que el oso parece estar atravesando una crisis de identidad y reflexionar sobre el impacto de este cambio en el precio y la percepción de la marca."
Gabriella Peñaranda: Una Cliente que, Sinceramente, Extraña el Saco de Yute.
PepsiCo Colombia
Avenida de los Andes 43A No. 73-17
Bogotá, Colombia
Queridos Genios del Marketing,
Escribo esta carta en un arranque de nostalgia, extrañando esos días dorados en los que tomar una bolsa de NatuChips de plátano verde no solo era una decisión saludable (o eso me decía a mí misma para no sentirme culpable por comerme tres bolsas), sino también un pequeño viaje en el tiempo. ¡Ah, el empaque de yute! Ese pedazo de historia, esa obra maestra del marketing que me hacía sentir que estaba apoyando directamente a un agricultor en una vereda perdida. Cada crujido de esos chips venía acompañado de una imagen mental de campesinos sonrientes, cultivando mi snack favorito. Pero... ¡oh, sorpresa! ¡La modernidad ha llegado!
Ahora, con su nuevo empaque, me siento más como si estuviera comprando un teléfono celular que un producto de la tierra. ¿Y qué pasó con el yute? ¡Oh, claro! Era demasiado real, demasiado auténtico. Tal vez era un poco “demasiado campesino” para nuestra sofisticada era moderna. Porque, claro, lo que todos queremos cuando compramos un snack de plátano verde es un empaque brillante y estilizado que grite “¡Hey, esto también va bien con una selfie en Instagram!”. Nada dice “plátano verde del campo” como un diseño genérico que podría estar en cualquier producto industrializado. Felicitaciones, PepsiCo, ¡han logrado que comer NatuChips se sienta tan emocionante como abrir una caja de cartón!
Y lo mejor de todo es que ahora, con este nuevo empaque, ya no tengo que preocuparme por recordar de dónde viene mi comida. ¡Porque a quién le importa, ¿verdad?! Las raíces campesinas son cosa del pasado, ¡Es tiempo de brillar con gráficos modernos y colores que parecen sacados de una paleta de PowerPoint! Me imagino que dijeron algo así como: “¿Por qué celebrar nuestras tradiciones cuando podemos simplemente ser... modernos?”. ¡Una decisión brillante!
En fin, no quiero sonar demasiado negativa. Sé que la verdadera preocupación de ustedes era asegurarse de que el empaque refleja la esencia contemporánea de un snack de plátano verde, porque, claro, eso es lo que más importa en la vida. No la historia, ni la tradición, ni las raíces. Lo importante es que el empaque se vea bonito en el estante.
Sigan así, amigos, despojando cada producto de su carácter y autenticidad, porque nada dice “éxito” como un snack de plátano vestido de gala. Lo único que falta ahora es que los chips vengan en forma de emoji.
Atentamente,
Una cliente que, sinceramente, extraña el saco de yute.
Uso de IA para generar imagen de empaque ideal:

Programa utilizado: Chat GPT.
Prompt: utilizando esta carta como ejemplo( I Feel It Is My Duty to Speak Out, Sally O'Reilly ) escribe una carta a la compañía Pepsico sobre el cambio del empaque en los natuchips siendo la segunda imagen el primer empaque y la primera el segundo empaque. Habla de como se ha perdido dentro de este la naturalidad del producto, se pierden sus raíces ya que se deja de lado el saco de yute donde transportan los plátanos y se ha reducido a un solo paquete con diseños modernos que olvidan la esencia del producto primario que es el plátano.
Valentina Cadena: Una Cliente que Extraña al Verdadero Melvin, El Elefante.
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Estimados miembros del equipo de Kellogg’s:
Nunca pensé que sería yo quien escribiría esta carta. Pero, como alguien que ha sido testigo de la decadencia gradual de los personajes de marca, desde figuras dinámicas hasta avatares corporativos sin alma, me siento obligado a abordar la atrocidad que es el nuevo Melvin en la caja de Choco Krispis.
Durante décadas, Melvin el Elefante ha sido una figura reconfortante y reconocible en mi despensa. Su alegre y entusiasta emoción por el cereal era contagiosa; su presencia prometía diversión en cada tazón. Sin embargo, este rediseño reciente… ¿este nuevo Melvin, si es que podemos llamarlo así? No es más que un cascarón vacío del vibrante elefante que alguna vez conocimos. Se ha perdido el encanto, la personalidad, esa cálida conexión que sentíamos al ver su amigable rostro sonriéndonos desde la caja. En su lugar, nos queda una caricatura hiper-pulida y excesivamente estilizada, una versión robótica de Melvin que parece más apropiada para una campaña publicitaria digital que para nuestras cocinas.
No nos engañemos: esta transformación huele a grupos de enfoque y a estrategas de marketing entusiastas —personas que claramente no tienen ningún apego sentimental al Melvin original ni comprenden lo que lo hacía tan querido. Han suavizado sus rasgos, lo han hecho "moderno", pero lo que realmente han hecho es despojarlo de su esencia. El elefante que antes era accesible y carismático ha sido retocado hasta convertirse en un logotipo corporativo disfrazado de personaje, con ojos grandes, pero sin vida, y una personalidad tan plana como la caja en la que está impreso.
Claro, dirán que este nuevo aspecto es "fresco" y "atractivo para las nuevas generaciones", pero me pregunto: ¿a qué costo? La magia, la fantasía y la energía juguetona que hacían de Melvin algo especial han sido sacrificadas en el altar de la conformidad. Esto no es solo un rediseño; es una eliminación de la memoria cultural, una traición a quienes crecimos con el verdadero Melvin —el Melvin que no necesitaba ser brillante y pulido para ganarse nuestros corazones.
Las decisiones de marketing carentes de creatividad han influido en la pérdida de personalidad y encanto del personaje original, transformándolo en una herramienta de venta vacía, desprovista de significado auténtico. Este nuevo Melvin no solo es un ejemplo de un enfoque comercial poco imaginativo, sino que también perpetúa un estándar de belleza e ideal de consumo que resulta inalcanzable, incluso para los niños que deberían encontrar alegría en su imagen.
Seamos sinceros: este nuevo Melvin es el resultado de trasteos corporativos sin alma, no de una evolución orgánica. Han tomado un ícono querido y lo han convertido en un símbolo genérico, como si no nos fuéramos a dar cuenta. Pero nos damos cuenta. Vemos lo que han hecho, y es hora de que hablemos. La magia del desayuno está siendo lentamente sofocada por el peso de decisiones de marketing estériles, y Melvin, quien alguna vez fue un faro de alegría cerealística, es ahora solo otra víctima.
Aún hay tiempo para recuperar al verdadero Melvin —aquel que no necesitaba ser perfecto, aquel que no tenía que parecer diseñado por un algoritmo. Merecemos algo mejor. Melvin merece algo mejor. Mantener su legado y la genuinidad de la marca no solo enriquecería la experiencia del consumidor, sino que también reafirmaría el compromiso de Kellogg’s con la autenticidad y la conexión emocional.
Salvemos a Melvin antes de que desaparezca por completo en el abismo del pasillo de cereales.
Atentamente,
Valentina Cadena.
Programa utilizado: Chat GPT.
Prompts: Realiza una carta dirigida a kellogg’s donde hables de manera satírica, paródica e irónica sobre el drástico cambio que tuvo la estética del personaje de Melvin el elefante en las cajas de cereal Choco Krispis. Realiza una apología a la nostalgia y a la conexión emocional que las personas sentían hacia el personaje, quien formaba parte de su infancia. Destaca cómo muchos recuerdos han sido cruelmente arrebatados e interrumpidos por la nueva imagen. Menciona la superficialidad del rediseño, que carece de personalidad y de su carisma inicial. Reflexiona sobre cómo este diseño refleja el interés corporativo de Kellogg’s por manufacturar dinero más allá de las experiencias. Realiza una comparación de la marca actual con las visiones capitalista y consumista que impulsan la homogenización de los productos y la cultura, donde ya no hay un sentido de autenticidad. Destaca cómo las decisiones de marketing carentes de creatividad han influido en la pérdida de personalidad y encanto del personaje original, transformándolo en una herramienta de venta vacía y sin significado auténtico. Explica cómo en este nuevo diseño Melvin pasa por un proceso de despersonalización, perdiendo su identidad para obedecer exclusivamente a la lógica comercial y encajar en las tendencias actuales del mercado. Es importante mencionar que este nuevo elefante refleja una decisión de diseño hiperestilizada y simplificada, ajustándose a las normativas publicitarias modernas y de consumo masivo. Para finalizar, menciona la importancia de mantener el legado y la genuinidad dentro de la marca.
Laura Sofía Parra: Una Cliente que Añora el Festín de los Sentidos.
Diseño previo:

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Programa: Gemini
Prompt #1
Eres un consumidor de productos lácteos de la marca Alpina profundamente preocupado por su cambio de imagen, especialmente en el producto "Avena Original" que es una bebida con leche entera y avena. Vas a hacer una carta dirigida a la empresa con el fin de traer a colación el error que fue su cambio de imagen. En el producto original la ilustración hacía referencia a los campos donde se cultiva la avena, en la parte inferior representando el campo con color verde, en el centro el sol rodeado por tallos de avena para representar los rayos y un fondo azul cielo. Adicionalmente, el logo mostraba una montaña de Alpes con detalles blancos y azules. La nueva presentación mantiene los colores azules y amarillo, pero en recuadros de un bloque de un solo color y en la parte inferior tiene una foto de bowl café de avena en hojuelas. El nuevo logo es una representación poco clara de los Alpes de forma minimalista y de un solo color. Necesito que critiques y sobre-interpretes las decisiones estéticas del cambio de imagen con el fin de hacer una carta exagerada, con elementos satíricos e irreverentes. Redacta la carta de forma formal.
Respuesta #1
Alpina S.A.
Asunto: Un atentado contra la estética y la nostalgia: La nueva imagen de Avena Original
Estimados señores de Alpina:
Es con una mezcla de perplejidad y tristeza que me dirijo a ustedes en esta ocasión. Como fiel consumidor de sus productos, y en particular de la Avena Original, siento la imperiosa necesidad de expresar mi más profundo desacuerdo con el reciente cambio de imagen de este emblemático producto.
La antigua presentación de Avena Original era una oda a la naturaleza y a la tradición. La ilustración, con sus campos verdes, su sol radiante y sus tallos de avena ondeando al viento, evocaba imágenes de amaneceres rurales y de un producto elaborado con ingredientes auténticos. El logo, con sus majestuosos Alpes, era una representación gráfica de la pureza y la calidad que siempre hemos asociado a Alpina.
Sin embargo, la nueva imagen parece ser el resultado de una reunión de diseño en la que se priorizó la simplicidad por encima de la estética y la funcionalidad. Los colores, ahora confinados en bloques monocromáticos, han perdido toda su vivacidad y expresividad. La fotografía del bowl de avena, aunque realista, carece por completo de la magia y la poesía de la ilustración original.
Pero lo que más me preocupa es el nuevo logo. Los Alpes, otrora majestuosos y llenos de detalles, se han reducido a una silueta minimalista y monocromática que parece más bien un dibujo infantil de una montaña. ¿Acaso se pretende que olvidemos la rica historia y la tradición que representa esta marca? ¿O es que se busca alienar a los consumidores más fieles, aquellos que apreciamos la belleza y la calidad en cada detalle?
Temo que, con este cambio de imagen, Alpina haya cometido un grave error estratégico. Al simplificar excesivamente la presentación de Avena Original, se ha desvinculado el producto de sus raíces y de los valores que siempre lo han caracterizado. ¿Acaso se pretende convertir un alimento natural y tradicional en un producto genérico y sin alma?
Espero que estas palabras sean escuchadas y que reconsideren esta desafortunada decisión. Los consumidores somos exigentes y apreciamos la coherencia entre la imagen de una marca y la calidad de sus productos. Les invito a recuperar el espíritu de la Avena Original y a ofrecernos una presentación que nos haga sentir orgullosos de seguir consumiendo este producto.
Atentamente,
[Tu Nombre]
Prompt #2
¡Está muy bien! Haz otra versión aún más exagerada, incluye más sobre-interpretación del diseño inventándote nuevos significados a las cosas, encontrando un significado más de lo evidente, apóyate del uso de elementos metafóricos, hipérboles y sarcasmo.
Respuesta #2
Alpina S.A.
Asunto: Un atentado contra la estética y la nostalgia: La nueva imagen de Avena Original, un manifiesto minimalista que oculta un profundo desprecio por el consumidor.
Estimados señores de Alpina:
Con profunda consternación he sido testigo de la mutilación estética a la que han sometido a mi amada Avena Original. La nueva imagen, lejos de ser una simple actualización, es un manifiesto minimalista que revela un profundo desprecio por la sensibilidad del consumidor y por la rica historia que envuelve a este producto.
La ilustración original era una ventana a un mundo idílico, donde el sol acariciaba los campos de avena y los Alpes se erguían como guardianes de la pureza. Era un cuadro que invitaba a la reflexión, que nos conectaba con la naturaleza y nos recordaba los orígenes de nuestro alimento. Ahora, en su lugar, encontramos un bowl de avena solitaria, como un náufrago en un mar de minimalismo. ¿Acaso se pretende que olvidemos el placer de sentir el sol en la piel mientras cosechamos nuestra propia avena?
El nuevo logo, una sombra pálida de los majestuosos Alpes, es una metáfora de la decadencia de la marca. Los picos nevados, otrora símbolo de pureza y elevación espiritual, se han reducido a una línea curva y sin vida. ¿Será que Alpina ha decidido abandonar las alturas y sumergirse en las profundidades de la mediocridad?
Los colores, ahora confinados en bloques monocromáticos, son como una camisa de fuerza que impide a la imagen respirar. El azul, antes símbolo del cielo y de la infinitud, se ha vuelto opaco y triste, como una lágrima solitaria en un desierto de diseño. El amarillo, que evocaba la calidez del sol y la alegría de la cosecha, ahora parece un grito ahogado en la monotonía general.
En resumen, señores de Alpina, han convertido un producto que nos transportaba a un mundo de sueños y sensaciones en una fría y anodina realidad. Han sacrificado la poesía en el altar de la simplicidad, y el resultado es una imagen que no solo es fea, sino que además carece de sentido.
Les ruego encarecidamente que reconsideren esta decisión y que nos devuelvan la Avena Original que tanto amamos. No nos den migajas de diseño, dennos un festín para los sentidos.
Atentamente,
[Tu Nombre]



