Agosto 2025
Edición N°11
ISSN: 3028-385X
Tendencias en redes sociales que afectan la economía

Foto: GETTY IMAGES

María José Méndez Coqueco
Universidad Católica de Colombia
Hoy en día, una gran parte de la juventud se ve fuertemente influenciada por las redes sociales, lo que genera necesidades motivadas únicamente por seguir tendencias promovidas por personas con millones de seguidores, conocidos como influencers. Este fenómeno tiene un impacto directo en la economía, que se ve afectada en muchos casos de forma positiva por las decisiones de consumo impulsadas por los jóvenes.
Siendo así, plataformas digitales como TikTok crean estas necesidades a través de videos como los GRWM (Get Ready With Me), donde los influencers muestran sus rutinas diarias, o los unboxing, en los que exhiben productos que están en tendencia. Esto genera consumo entre los jóvenes, destacando artículos como termos, productos de skincare, llaveros o maquillaje. Aunque se trata de un consumo muchas veces innecesario, también impulsa el aumento en las ventas de las empresas que comercializan estos productos de moda.
Un caso que muestra claramente el poder de las redes sociales en la economía es el de la marca Stanley. Aunque lleva más de 110 años en el mercado y siempre le ha ido bien, sus ventas solían estar alrededor de los 70 millones de dólares al año. Pero en 2023 todo cambió: gracias a un video viral, la marca alcanzó los 750 millones de dólares en ventas en un solo año (Forbes, 2024). ¿Qué pasó? Una joven publicó un video donde su carro se incendiaba, pero su termo Stanley seguía intacto. Ese pequeño detalle desató una locura en TikTok. Miles de personas empezaron a querer "la botella indestructible", no por necesidad real, sino por la emoción del momento, por sentirse parte de la tendencia.
TikTok es una de las principales fuentes donde nacen y se propagan la mayoría de tendencias, pero no se puede dejar de lado a otras redes como Instagram, donde día a día se puede seguir la vida de los influencers. A través de sus historias, publicaciones o reels, muchos pautan productos por los cuales las empresas les pagan, generando así que marcas poco conocidas o que aún no han llegado a ser tendencia, logren visibilidad y aumenten sus ventas. Esto depende en gran parte de las estadísticas y el alcance que tienen estos creadores de contenido. Así se crea un tipo de consumismo donde terminamos comprando productos que no sabíamos que “necesitábamos”, o que en realidad no necesitábamos en absoluto. Los influencers manejan estas pautas con habilidad, dirigiendo tráfico directo hacia las redes sociales o páginas de las marcas, convirtiéndose en una nueva forma de publicidad que influye fuertemente en los hábitos de consumo, especialmente entre los jóvenes.
En Colombia no podemos dejar de lado industrias que siguen esta tendencia y que han sabido moverse con inteligencia en el mundo de las redes sociales para llegar a los jóvenes. Hoy, basta con abrir Instagram o TikTok para encontrarse con una rutina de skincare, una recomendación de maquillaje o un producto “infaltable” que algún influencer está usando. Aunque muchos de estos contenidos parecen espontáneos, detrás hay toda una estrategia de marketing que funciona muy bien: en 2024, cada colombiano gastó en promedio $250.000 pesos en productos de belleza y cuidado personal, y el sector alcanzó un valor de mercado cercano a los USD 2.884 millones, según datos en abril de 2025 (ANDI, 2025).Las marcas grandes y pequeñas se han dado cuenta de que si algo se ve bonito y se graba bien en cámara es más fácil venderlo. Así, terminamos comprando cosas que quizás no necesitamos, pero que sentimos que deberíamos tener, porque todos los demás también lo tienen. El consumo ya no se mueve solo por necesidad, sino por emoción, estética y esa búsqueda constante de “sentirse bien” que hoy está muy ligada a lo que mostramos en redes.
Las redes sociales han transformado por completo la forma en que se consumen bienes, especialmente entre los jóvenes. Lo que antes era una decisión basada en la necesidad, hoy muchas veces responde a una tendencia, una emoción o la búsqueda de aceptación dentro de un entorno digital. Casos como el de Stanley o el auge de la industria cosmética en Colombia muestran cómo un video o una recomendación puede mover millones en la economía. Sin embargo, es importante que como jóvenes seamos más conscientes del impacto de nuestras decisiones de consumo. No se trata de satanizar las redes, sino de cuestionar qué tan libres son nuestras elecciones y hasta qué punto estamos dejando que la viralidad dicte lo que compramos. En un mundo donde el like puede valer más que el valor real de un producto, pensar antes de consumir se vuelve un acto de responsabilidad económica, social y también personal.