Un día más

Ana Karina Canchila
Universidad del Quindío
Día I
Empieza un día más
En nada distinto al resto.
Los pájaros debían cantar
Y cantaron
El sol debía iluminar con fuerza
E iluminó
Emilia debía alistarse para la rutina
Y lo hizo.
Juaco debía ser feliz…
A cambio de ello
Mira al horizonte angustiado
Corre a reconocer las ruinas de la violencia
¿Cómo se lo dirá a su madre?
¿Cómo irán a vivir con la ausencia de su padre desde ese día?
Un día más
Día II
La casa retiene ecos
Vacíos
Preguntas
Portales
Páramos abastecidos de lágrimas
Que a diario descienden
De las más sinceras mejillas
Desiertos rincones de la memoria
Alojan nuevos huéspedes
Resentimiento
Rabia
Impotencia
Aún en el silencio
Moran gritos desesperados
Atravesados por recuerdos transparentes.
-Los días mutan su ritmo habitual-
Día III
Es tangible su ausencia
Quizá algún día
Florezcan margaritas
En su nuevo hogar.
Debe ser oscuro ahí abajo
Los humanos no vemos
Tanta gracia en la muerte
No sabemos si haces espacio
Entre tanta tierra para vernos desde abajo
O sí vuelas, despejando el cielo
Para vernos desde arriba
Día IV
Empieza un día más
En nada distinto al resto
Tu lado de la cama debía estar vacío
Y lo estaba
Yo debía llorarte en la mañana
Y lo hacía.
Pasan los días, los meses
Y yo
Aún añoro
Nuestra pasada rutina.
Podéis ir en paz
Aquello de que ibas a envejecer ya lo sabías. Sabías que tus labios se tornarían ásperos y resecos. Tu rostro arrugado. Tus manos carentes de ritmo, víctima de los espasmos que te causa el frío. Tu caminar menguante. Tu espalda jorobada. Pero, dime. ¿Sabías acaso que en tu camino a la sequía cultivabas mi caudal? ¿Sabías que colocaría mi mano bajo la tuya para sostener tu pesada historia? ¿Sabías que nuestras lágrimas hoy riegan las raíces que nos dejaste? Ahora que lo sabes, podéis ir en paz, mamá.